Sandra Ortonobes, biomédica: "¿Te pasa que no puedes dormir porque tus piernas no paran quietas? Algunas causas pueden ser la anemia o la falta de hierro"
%3Aformat(jpg)%3Aquality(99)%3Awatermark(f.elconfidencial.com%2Ffile%2Fa73%2Ff85%2Fd17%2Fa73f85d17f0b2300eddff0d114d4ab10.png%2C0%2C275%2C1)%2Ff.elconfidencial.com%2Foriginal%2F427%2F830%2F172%2F427830172db2bfc501f331c414c75d54.jpg&w=1280&q=100)
La biomédica Sandra Ortonobes ha visibilizado en redes una dolencia tan común como desconocida: el síndrome de las piernas inquietas. En su testimonio, lanza una pregunta directa que conecta con muchas personas: “¿Te pasa que no puedes dormir porque tus piernas no paran quietas? Algunas causas pueden ser la anemia o la falta de hierro”. Se trata de un trastorno neurológico que provoca molestias en las piernas al descansar, y que solo se alivia moviéndolas, lo que perjudica notablemente el sueño.
La incomodidad aparece cuando más se necesita tranquilidad: al acostarse, relajarse en el sofá o incluso al ver una película. Hormigueo, inquietud o pequeños espasmos obligan a mover las piernas una y otra vez. Ortonobes lo describe con claridad: “Mi cuerpo me pide descansar, pero mis piernas tienen otros planes”. Lo que parece una manía sin importancia, en realidad tiene base médica y afecta a la calidad de vida. Dormir mal de forma habitual acaba afectando al ánimo y al rendimiento diario.
@lahiperactina Este síndrome arruina tu sueño y muchos no lo saben
♬ sonido original - La Hiperactina
Aunque todavía hay aspectos que la ciencia no ha aclarado por completo, algunos casos están vinculados al déficit de hierro o a diagnósticos de anemia. La propia divulgadora señala estos factores como posibles desencadenantes. Sin embargo, muchas personas desconocen que este cuadro tiene un nombre y una explicación clínica. Eso provoca que no se consulte con profesionales, perpetuando el malestar. La información rigurosa y cercana puede marcar la diferencia para detectar y tratar este síndrome.
Aunque no existe una cura definitiva, Sandra comparte una solución que a ella le funciona: aplicar frío en las piernas para calmar los síntomas. En invierno, saca los pies de la manta; en verano, recurre a un ventilador. Este gesto no resuelve el origen del trastorno, pero permite descansar algo mejor. Además, invita a su audiencia a compartir lo que a ellos les ayuda, reforzando un mensaje claro: si te ocurre algo parecido, no estás solo. Visibilizarlo es el primer paso para afrontarlo.
El Confidencial